A estas alturas de la campaña presidencial de los EUA

 

A estas alturas de la campaña presidencial de los EUA

A estas alturas de la campaña presidencial de los EUA

Sin embargo, en este momento los Estados Unidos están luchando no sólo por el “alma” del país sino también por la democracia, las instituciones que la caracterizan y la paz social en tiempos de crisis.

Heidi Jane Smith @heydeesmeet

De acuerdo con las noticias del viernes 2 de octubre pasado se confirmó que el presidente Trump contrajo COVID 19, lo que provocó que la campaña presidencial entrara en un periodo de incertidumbre. Esto ha provocado que los mercados financieros hayan caído a partir de las dudas de cómo los EUA saldrán de esta situación hasta antes de las elecciones del 3 de noviembre, día en que los estados iniciarán el conteo de votos.

               Es muy posible que dicha incertidumbre continúe y, en la medida en que el presidente Trump ha reiterado su intención de no reconocer los resultados de la elección, se afecten economías como la de México, particularmente en el contexto de una mayor integración a partir del recientemente firmado T-MEC. Es importante reconocer que, durante el primer debate del 29 de septiembre pasado, México sólo fue mencionado una vez por el vicepresidente Biden para ejemplificar cómo las políticas del presidente Trump de “América Primero” no han funcionado, pues han provocado un mayor déficit comercial con China y México. Incluso éste último ha desplazado a Canadá como el principal socio comercial de los EUA.

               Históricamente, todos los políticos han hablado de lo importante que es una elección en la que se elige al presidente. A menudo esto es así porque casi siempre coincide con el nombramiento de un juez en la corte o el cambio de políticas públicas en materia de salud o educación. Sin embargo, en este momento los Estados Unidos están luchando no sólo por el “alma” del país sino también por la democracia, las instituciones que la caracterizan y la paz social en tiempos de crisis.

               En realidad, estamos en un momento que combina cuatro crisis: 1. La pandemia; 2. La crisis económica; 3. La crisis de discriminación racial; y finalmente 4. La crisis del cambio climático. Una pandemia mundial que está llegando a 1 millones de muertos, en EUA más de 200,000 personas han fallecido y en México más de 80, 000. Debido a la crisis de salud pública, y a la forma de protegerse -las reglas que obligan a las personas a quedarse en casa- trabajadores eventuales en sectores como el de turismo, hotelería, restaurantes y otros servicios ocasionales han perdido sus puestos de trabajo.  Muchos de ellos son parte de minorías con salarios que apenas podían compararse con la clase media estadounidense.  Los que se quedaron en la calle son los pobres, igual que en México, con la necesidad de trabajar aun con una crisis de tal magnitud.

               El 25 de mayo pasado, durante el primer fin de semana largo del Día Conmemorativo del Ejército, George Floyd un hombre negro que utilizó un billete falso fue arrestado y asesinado por un oficial de policía blanca en las calles de Minneapolis. A partir de esta tragedia, empezaron una serie de protestas no sólo en casi todas las ciudades de EUA, sino a nivel global por la brutalidad de la policía y el racismo en su entorno.  Con poco que hacer, y sin trabajo para muchos, la única respuesta fue llenar las calles en protesta por la brutalidad policiaca.  A esto se unió el caso de Breonna Taylor, la mujer asesinada por una política blanca que entró a su casa ilegalmente y la mató aparentemente en defensa propia sin justificación.

               Aprovechando la coyuntura de incertidumbre, el presidente Trump está cuestionando la validez de las elecciones de manera anticipada. Es importante señalar que la elección del 3 de noviembre es especial por tres razones en particular. Primero, dado la pandemia muchos de los estados ya aprobaron medidas para recibir las boletas por correo además de flexibilizar el tiempo requerido para recibirlas. Incluso unos estados ya permiten enviar por correo electrónico su voto. El cambio de régimen en muchos lugares hace preguntarse la validez de las elecciones.  Lo que está haciendo el presidente Trump es deslegitimar el proceso, el voto, la votación, el servicio postal, el conteo y la lista de electores. Lo cual no es correcto ni tiene pruebas de ello, además de que ahí se tiene una probabilidad muy baja de que haya voto fraudulento.

               Segundo, los problemas económicos que se arrastran desde la crisis financiera del 2008 han abierto una caja de pandora de odio entre quienes tienen y quienes no tienen la oportunidad de seguir adelante con el sueño americano. Esto ha abierto una polarización del votante mediano con un sesgo especial de racismo que ha caracterizado en buena medida la historia de los EUA.  Este espacio de odio se amplificó cuando Trump hizo la pregunta sobre la validez del certificado de nacimiento del presidente Obama en 2015 y en 2016 cuando descendió de las Trump Towers en Nueva York, de su propiedad, afirmando que los mexicanos son unos violadores. Según las ciencias sociales, generalmente el votante mediano decide una elección, poniendo las ideas extremistas en sus esquinas y el consenso social en medio de la toma de las decisiones racionales. Pero la forma de gobernar de Trump amplifica las brechas de las personas, las clases sociales, su raza y su religión para ponerlos una contra el otro con el objetivo de “hacer que América sea grandiosa de nuevo” sea algo novedoso para la política norteamericana.

Tercero, y por último, este año hay más latinos votando que en otras elecciones con aproximadamente 34 millones de personas.  El problema del voto latino es que se parte del supuesto de que dicho grupo es homogéneo y su voto también, lo que en realidad es falso. Por ejemplo, al interior del condado de Miami Dade se tiene una mayoría de votantes latinos, muchos de ellos migrantes cubanos que fueron a los EUA después de la revolución cubana y que mantienen un resentimiento al ex presidente Kennedy por el tema de la Bahía de cochinos. En consecuencia, votan por el partido republicano, pero muchos de los nuevos migrantes tienen una tendencia de votar demócrata. Así, aunque las clases más elitistas de cubanos, venezolanos, colombianos y nicaragüenses son republicanas el voto no está bien definido pues en realidad, el incremento de votantes hispanos es de ascendencia mexicana y no es seguro que vayan a votar por un partido u otro.

Por otra parte, lo que ha funcionado para ganar las elecciones del colegio electoral del 2016, ya no está funcionando para la re-elección de Donald Trump.  La población en general está cansada de estar peleando con sus vecinos, las palabras agresivas de Trump ya no sorprenden a la población y a la gente ya no le interesa la política en sí. Por ejemplo, las últimas encuestas de Nate Silver en fivethirtyeight.com indican que el vicepresidente Biden cuenta con una probabilidad de 76.7% de ganar el colegio electoral equivalente a unos 352 votos (se necesitan 270 para ganar). Pero en el voto popular por medio de todas las encuestas nacionales, el vicepresidente Biden va arriba con 51% de las preferencias con 43% para el presidente Trump.  Esto significa que la ciudadanía está dividida. Habitualmente en la historia de los EUA, el candidato que se encuentra en el cargo tiene una mayor probabilidad de ser electo. Sin embargo, aun con la base de apoyo que el presidente Trump ha mantenido, su aprobación no ha pasado del 40%, lo cual es un número bajo, y está siendo muy criticado por su forma de combatir la pandemia del COVID19.

               Bajo el argumento de alguien que no va a reconocer su derrota, el presidente Trump sabe que va a recibir un voto de castigo. Por lo cual está cuestionando la legitimidad del voto. Hay problemas en el sistema electoral EUA dado que no se tiene un sistema electoral nacional, pero no tan dramático como lo está presentando el presidente Trump.

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